lunes, 11 de mayo de 2009

Como me veo a mí mismo

El propósito de compartir no es hacer una buena acción, sino cambiar quienes somos y traer bendiciones y protección Una de las lecciones más poderosas que he aprendido es que todos podemos estar haciendo mucho más. Podemos hacer más para ayudar al mundo, más por nuestros seres amados y más por nosotros mismos. La razón por la que no lo hacemos es porque pensamos que somos insignificantes.

Muchos de nosotros nos minimizamos, sentimos que somos sólo dientes pequeñitos en una gran rueda dentada. ¿Cambiar el mundo? Por favor. Eso es para presidentes, líderes del mundo, celebridades y hombres santos. Yo sólo soy una persona. ¿Qué puedo hacer?

Y aún para aquellos de nosotros que sí creemos que podemos marcar la diferencia, la verdad es que no apreciamos lo mucho que podemos hacer.

La realidad es (y esta es una lección profunda) que nuestra percepción de nosotros mismos puede disminuir o aumentar nuestro poder.

Somos tan poderosos como creemos serlo. Nuestros pensamientos y visión de nosotros mismos, consciente o inconsciente, determina quienes somos y qué tanto poder ejercemos.

Desafortunadamente, a menudo no nos vemos tan importantes, y esto se manifiesta en nuestras acciones. Tratamos mal a los demás –o a nosotros mismos– porque no pensamos que lo que hacemos importa de manera real o duradera. O no nos empujamos a hacer siquiera pequeñas acciones positivas porque al final del día no conocemos nuestro verdadero poder. Entonces esto se convierte en quienes somos.

En un nivel espiritual, esto significa que la próxima vez que recemos por alguien o busquemos atraer bendiciones y ayuda para nosotros y para los demás, tendremos una capacidad débil para generar el cambio. La Luz nos dice, "¿Recuerdas lo que pensaste ayer? Si no eres tan importante, entonces no eres tan poderoso, y no puedo darte la Luz para crear cambio verdadero. Tus acciones muestran claramente que no te ves a ti mismo como alguien significativo".

Cuando sabemos que estamos tenemos un propósito, que somos poderosos y poseemos la habilidad para influir en otros, entonces no nos permitimos caer en las trampas insignificantes del actuar pequeño. Tenemos cuidado incluso en evitar la más leve acción negativa porque sabemos que nuestras acciones minúsculas son significativas. Por el contrario, nos esforzamos por hacer pequeñas acciones positivas porque sabemos que para un alma tan magnífica como la nuestra, cualquier acción es grande.

Cuando nos vemos de esta manera, la Luz del Creador nos ve e interactúa con nosotros de manera similar. Y así nuestras palabras, oraciones, bendiciones y acciones se vuelven poderosas y capaces de crear cosas grandiosas. De nuevo, esto es porque como nos vemos a nosotros mismos es como el Creador nos ve. Cuando nos vemos como poderosos y determinados, nuestras palabras y acciones se imbuyen de fuerzas espirituales grandiosas.

Esta semana, si sientes que estás apunto de hacer algo negativo y pequeño, detente y recuerda tu importancia. Si estás luchando con la decisión de si hacer o no una acción positiva, incluso una pequeña, repítete a ti mismo, "Necesito hacer esto porque lo que hago tiene consecuencias de largo alcance".

Practica este proceso de pensamiento y te hará poderoso en el sentido más verdadero, así también creará un cambio en quien eres. Recuerda, "Cuando me veo a mí mismo como importante y poderoso, recibo ayuda de la Luz para hacer cambios importantes y poderosos.

Como me veo a mí mismo, soy".

P.D. Para los angloparlantes: